jueves, 15 de septiembre de 2011

El gran negocio de las empresas farmacéuticas (Medicamentos genéricos Primera Parte)


Los medicamentos genéricos y los de patente
Primera Parte
El gran negocio de las empresas farmacéuticas
(Vox Populi de la Ciencia, Radio Bemba)

Para hablar del negocio de las industrias farmacéuticas tomaremos como fuente al sitio de Internet de la AFL-CIO, una organización esencialmente estadounidense de trabajadores. Fue creada en 1955 como una unión de la American Federation of Labor (AFL) y la Congress of Industrial Organizations (CIO). Traducido al Español, se llama Federación Estadounidense de Trabajadores y Congreso de Organizaciones Industriales.

Ellos afirman que representan a 12.2 millones de trabajadores, lo cual se traduce en el interés vital de 61 millones de personas si incluimos a sus familias. En su organización hay profesores, mineros, bomberos, pintores y plomeros, entre otros oficios.

En el sitio de Internet de la AFL-CIO se encuentra un artículo firmado por alguien de nombre Mike Hall, quien pone en tela de juicio la afirmación de que el alto costo de las medicinas se debe a la necesidad de recuperar la investigación dirigida al desarrollo de las mismas. Ésta se ha convertido en una creencia promovida por los medios de comunicación comerciales en todo el mundo.

A su vez, la base del artículo de Mike Hall es el libro de Katharine Greider, intitulado The Big Fix, que podemos traducir como: “La Gran Componenda”. En esa obra ella trata de explicar cómo la industria farmacéutica estafa al pueblo de los Estados Unidos, y como consecuencia de la ramificación de esas empresas por todo el mundo, se habla de la estafa a muchos otros países.

Mike Hall explica esta clase de estafas poniendo como ejemplo el caso de una medicina llamada Lipitor, que vende la empresa Pfizer con el nombre de Atorvastatin y que se usa para controlar los niveles de colesterol en la sangre. Ésta fue sintetizada, es decir, fabricada, en 1985 por Bruce Roth y la protección de la patente en Estados Unidos debía vencer en junio de 2011. Tan sólo en el año 2008 las ventas de Pfizer en Estados Unidos alcanzaron los 12 mil 800 millones de dólares solamente por el Lipitor.

Según Mike Hall, por cada 100 dólares que un paciente gasta en comprar Lipitor:
  • 35 dólares van al pago de administración, publicidad y comercialización.
  • 26 dólares más van al pago de fabricación, pago de ejecutivos y pago de la fuerza de trabajo de quienes laboran para la empresa.
  • Otros 24 dólares van exclusivamente a la renta, o ganancia, de los inversionistas, y
  • los últimos 15 dólares van al pago de investigación y desarrollo de otras posibles medicinas.
Si hacemos cuentas, resulta que el gasto en publicidad y comercialización, más el pago a los inversionistas, es casi cuatro veces superior al dinero dedicado a desarrollar nuevas medicinas.

Las patentes protegen a las empresas durante veinte años, pero las empresas recurren a varios procedimientos para extender dicha protección. Por ejemplo, a veces afirman que están presentando una nueva formulación, cuando simplemente la combinan con otro fármaco ya existente. O la comercializan como una medicina útil para otra enfermedad diferente, o peor aún, la combinan con una sustancia que en realidad es un ingrediente que no cumple ninguna función en el tratamiento de una enfermedad. Es el mismo fármaco, pero con una patente diferente.

Este fue el caso con la medicina Prilosec, cuya patente expiraba en octubre de 2002, fecha en que otras empresas podrían entrar al mercado fabricando versiones más baratas. La empresa AstraZeneca, propietaria de Prilosec, introdujo entonces un nuevo medicamento cuyo nombre es Nexium y para el cual obtuvo una extensión en su patente, pero además, movió el costo del medicamento al doble. Supuestamente porque era de mejor calidad.

En realidad, el fármaco Prilosec, estaba formado por dos moléculas casi iguales y unidas. Estas moléculas eran llamadas en la publicidad con las letras R y S. Lo que se hizo en la empresa fue eliminar la molécula R y hacer el fármaco Nexium con la molécula S. En algún momento de la investigación, los científicos contratados por la empresa descubrieron que esas dos moléculas casi iguales tenían el mismo efecto medicinal, pero debido al derecho que esas empresas tienen para ocultar sus resultados, no podemos saber en qué momento ocurrió eso.


El control de las empresas farmacéuticas sobre los médicos
La competencia entre las empresas fabricantes y vendedoras de fármacos las lleva a competir por el convencimiento de los médicos para que receten una medicina en lugar de otra, privilegiando, por supuesto, las más caras.

De acuerdo al artículo de Mike Hall, las empresas farmacéuticas envían a sus representantes con regalos para los médicos, que pueden ser muestras gratis de medicinas, artículos de utilidad en sus oficinas, batas blancas para ser usadas en sus trabajos. Todo con los logos de las empresas que se las obsequian. Esto lo vemos frecuentemente cuando asistimos a consulta con algún médico, sobre todo si ésta ocurre en una clínica privada.

En los Estados Unidos, en particular, un título de médico no te extiende el permiso para ejercer esa profesión. Además, se requiere obtener licencia médica, la cual puede ser extendida por diversas instancias de gobierno, o colegios de médicos. Dichas licencias tienen un tiempo de validez y es necesario presentar exámenes para obtener una renovación de la misma. Esto significa para los médicos costos para pagar los cursos de actualización necesarios y para obtener el derecho al examen, así como a la expedición de la licencia. Las empresas farmacéuticas se han incrustado en estos procedimientos pagando parte de las erogaciones anteriores a manera de becas para los médicos que entran en el proceso de renovación de su licencia.

Además, siempre según el artículo de Mike Hall, se financian congresos, en los cuales hay comidas gratis, viajes pagados, espacios para realizar sus propias presentaciones en los congresos, acompañado de pagos por honorarios a los médicos. En el año de 1993, la industria farmacéutica de los Estados Unidos pagó 70 mil de estos eventos educativos y en el año 2 000 alcanzó el número de 314 mil de éstos.

El proceso de prueba de las medicinas es otro negocio en el que aparecen conflictos de interés. La revisión de las pruebas clínicas que tienen como propósito garantizar efectividad de la presunta medicina y seguridad del paciente que las va a recibir, son financiadas por las empresas farmacéuticas hasta en el 70% de los costos totales. Este hecho les da libertad para influir de manera decisiva en las pruebas que se realizan. En el caso de las secciones que estas empresas no controlan, como en las universidades y otras instituciones académicas, resuelven su problema haciéndose presentes con el financiamiento de las investigaciones que se realizan. Según el artículo de Mike Hall, el apoyo de las farmacéuticas a las instituciones académicas ya está muy cerca al 100%.

Mike Hall afirma también que en el proceso electoral de los años 1999 y 2000 en los Estados Unidos, las compañías farmacéuticas invirtieron más dinero en apoyar candidaturas de políticos que las empresas aseguradoras, las del tabaco, o las procesadoras de alimentos. Las compañías farmacéuticas gastaron 177 millones de dólares en contratar cabilderos pertenecientes a 134 bufetes que se dedican a influir sobre los legisladores y autoridades ejecutivas del sistema de gobierno estadounidense.


Los cabilderos son personas que se dedican a conversar con los legisladores de la Cámara de Senadores y de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, a fin de conseguir que en las leyes que se aprueban se incluyan condiciones favorables para la empresa que los contrata, o se eliminen aquellas posibles disposiciones legales que los afectan.


1 comentario:

  1. Lo que Mike Hall no sabe y puede que muchos laboratorios farmacéuticos tampoco, es que no hay necesidad de cambiar una fórmula o eliminar una molécula para poder tratar una enfermedad diferente de aquella para la que originalmente fue creado un fármaco con patente vencida, pues es posible demostrar, con técnicas de extracción de texto de la literatura biomédica, que efectivamente puede existir un nuevo nicho de mercado para un determinado fármaco, sin necesidad de engañar al consumidor. Así por ejemplo, he "descubierto" que la prostatitis crónica puede ser tratada con Nitazoxanida, aún cuando ésta haya estado utilizándose hasta ahora para tratar enfermedades gastrointestinales... Para ver cómo llegé a esta hipótesis, favor de visitar mi blog en:
    http://bioinformaticapractica.blogspot.mx/2012/04/mejorando-mi-salud-con-un-nuevo_4089.html

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